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HISTORIA DEL LA FIESTA Y DEL DOGMA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA.
Desde
hace siglos se viene celebrando en la Iglesia la festividad litúrgica de la
Natividad de la Virgen María el 8 de septiembre. Como todo embarazo humano,
nueve meses antes se celebra, el 8 de diciembre, su Inmaculada Concepción.
El
Dogma de la Inmaculada Concepción, también llamado de la Purísima
Concepción, proclamado y defendido por la Iglesia católica, sostiene y declara
que: María, madre de Jesús, a diferencia de todos los demás seres humanos y por
una gracia especial, no fue alcanzada por el pecado original sino que, desde el
primer instante de su concepción, estuvo libre de todo pecado. De esta manera,
Jesús, el Hijo de Dios, tampoco en su concepción, al tomar cuerpo humano, quedó
contaminado de pecado alguno.
Cuadro clásico de la Inmaculada Concepción. |
Desde los comienzos de la
Iglesia hay una reflexión sobre la Concepción de la Virgen María. En la Edad Media es cuando teológicamente esta reflexión es más intensa. Ya en
España, a partir del siglo XI, y antes de la proclamación del Dogma, tenemos
grandes defensores de esta verdad de fe.
Será la Orden de los Frailes
Menores (Franciscanos) quienes más defiendan lo que más tarde será el dogma de
la Inmaculada Concepción de la Virgen María, y a la cabeza el Beato Fray Duns
Scoto, teólogo reconocido. No obstante, esta reflexión tuvo opiniones enfrentadas entre los
defensores y los no defensores.
Beato Duns Scoto, teólogo. |
El dogma fue proclamado por el
Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854, en su bula Ineffabilis Deus.
"...declaramos,
proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen
María fue preservada inmune de todo mancha de la culpa original en el primer
instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente,
en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está
revelado por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos
los fieles ... "
Pío IX, bula Ineffabilis Deus, 8 de
diciembre de 1854.
El dogma nos enseña que María
es un signo anticipado: de limpieza, de belleza, de santidad, de perfección, de
plenitud, de vida nueva, de victoria pascual. Es un anticipo del ideal humano,
del proyecto que Dios había soñado para el hombre. Un modelo, por lo tanto,
para cada persona humana, para cada creyente, para la Iglesia, para la
humanidad. Lo que tanto soñamos y deseamos es posible, en María se ha realizado
ya.
Papa Pío IX. |
La contribución de España al
triunfo del Dogma de la Inmaculada Concepción merece capítulo aparte, y por
cierto bien nutrido y glorioso. Recordamos solamente, como tan significativas,
las legaciones de nuestros reyes a los Sumos Pontífices pidiendo la definición
del dogma. Por eso Pío IX quiso que el monumento a la Inmaculada, después de su
definitivo oráculo, se levantara en la romana Plaza de España.
El rey Carlos III, muy afecto a
esta advocación mariana, creó una orden en su nombre (la Orden de Carlos III) y
la declaró patrona de sus estados.
Carlos III de Borbón, rey de España, vestido con el hábito de su Orden militar, con los colores de la Purísima. |
Desde el siglo XIV existen en
España referencias de cofradías creadas en honor a la Inmaculada. La más
antigua, en Gerona, data de 1330. En el siglo XVI se revitalizará este fervor con
un ingente número de cofradías constituidas bajo la advocación de la Pura y
Limpia Concepción de María, hermandades consagradas a las labores caritativas y
la asistencia social. Los franciscanos fueron muy fieles a la creencia en la
Inmaculada, y contribuyeron a su arraigo y extensión por todo el mundo, siendo
también la Patrona de la Orden religiosa.
Monumento en la Plaza de España, en Roma, a la Inmaculada Concepción, Patrona de España. |
Era tan grande el amor por la
Inmaculada, que Sevilla juró la defensa de la Concepción de María, Toda Pura,
en 1615. La Inmaculada de Castilleja de la Cuesta, se convirtió en la
representante de este este juramento. A partir de allí, pasó a ser
oficialmente, la Real Patrona de Castilleja, Portugal, Filipinas, las Indias
(es decir América) y España entera.
La fiesta de la Inmaculada fue
fiesta de guardar en todos los reinos de su Majestad Católica, es decir, en
todo el Imperio español, desde 1644; se declaró fiesta de guardar en toda la
Iglesia desde 1708 por orden del papa Clemente XI.
España celebra a la Inmaculada
como patrona y protectora desde 1644, y el 8 de diciembre es fiesta de carácter
nacional.
Muestra del uso del color azul en los ornamentos litúrgicos. |
Durante la celebración de dicha
festividad, los sacerdotes españoles tienen el privilegio de vestir casulla
azul. Este privilegio fue otorgado por la Santa Sede en 1864, como
agradecimiento a la defensa del dogma de la Inmaculada Concepción que hizo
España.
Y recientemente, las imágenes
de vestir, especialmente las de Pasión (Dolorosas) visten en la Fiesta del 8 de
diciembre con los colores de la Inmaculada: sayal de color blanco (por ser pura
y limpia, sin pecado alguno) y manto azul (por ser la Madre del Hijo de Dios).
Fray Pascual Rambla, o.f.m.