viernes, 3 de abril de 2015

CATEQUESIS DE SEMANA SANTA: Jueves Santo.



EN LA MAÑANA DEL JUEVES SANTO SE CELEBRA LA MISA CRISMAL, EN LA QUE SE BENDICEN LOS ÓLEOS Y SE CONSAGRA EL CRISMA.

EN LA TARDE CELEBRAMOS LA CENA DEL SEÑOR Y LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA Y DEL SACERDOCIO MINISTERIAL.

* LAVATORIO DE LOS PIES A LOS MIEMBROS DE LA COMUNIDAD.
* RESERVA DEL SEÑOR EN LA EUCARISTÍA, EN EL MONUMENTO.

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El Jueves Santo es el día en el que se sitúa la víspera de la Pasión y Muerte del Señor. Una reunión del Maestro con sus Discípulos se convierte en una cena de despedida y en la herencia del mandamiento del amor fraterno, por eso hoy es el Día de la Caridad cristiana.

Terminada la celebración comenzamos el Triduo Pascual, durante tres días acompañaremos a Cristo en sus últimas horas y en los misterios más grandes de su vida: su Pasión, Muerte y Resurrección.

TEOLOGÍA.

La Pascua era la celebración hecha fiesta de un recuerdo histórico y espiritual, la liberación del pueblo de Dios por Moisés cuando los israelitas estaban esclavizados en Egipto. Dios, a través de Moisés, saca a sus hijos del dominio del Faraón, y lo hace de la manera que sólo Dios podía hacerlo.

A partir de ese momento, este acontecimiento se hará festivo todo los años cuando es recordado, celebrándose al igual que en la Noche Santa de la Liberación: con el ritual ordenado por Dios y que consiste en el sacrificio de un cordero y en la cena de dicho sacrificio. Esta cena institucionalizada con el paso de los años y delos siglos dará lugar a la llamada Cena Pascual, que todos los años, de manera obligada, celebran los judíos desde entonces, en a primera luna llena de primavera.


Cristo, fiel a la tradición judía se reúne con los suyos, como hacían todas las familias judías, para celebrar junto a sus seres queridos aquella intervención divina y extraordinaria. Una sala y unos alimentos para que el Maestro celebra la Pascua con los suyos. No sería la primera Pascua celebrada con ellos, pero sí sería la última, por eso en esta ocasión todo tiene otro sentido. Cristo une a la Pascua judía su propia Pascua, su propio sacrificio y su victoria sobre la muerte.


Unos alimentos que eran fundamentales: el Pan y el Vino, alimentos esenciales en ala dieta de todos los pueblos de la tierra mediterránea, , por ende, en todo el mundo conocido de antes y de ahora. Una cena de despedida y una cena de anticipo a lo que sucederá en las horas y días posteriores: morir y resucitar. Dos realidades que Cristo va a vivir en primera persona.


Toma los alimentos, los bendice y nos deja la Eucaristía, la posibilidad de tener a la presencia de Cristo en medio de nosotros durante todos los días venideros. El milagro más grande y que pocos contemplan. Cristo en su Cuerpo y en su Sangre: se rompe como pan y se derrama como vino (muerte) para vivir en nosotros para siempre al ser comulgado como alimento espiritual que vivifica y fortaleza nuestra vida y existencia. El Cordero Pascual ha sido sacrificado para perdón de nuestros pecados, pero el Cordero Pascual ya es el Hijo de Dios, por lo que los efectos de la redención son incalculables.


En medio de la Cena, y sólo lo introduce el Evangelio de San Juan, Jesús realiza un gesto que escandaliza al máximo en una sociedad donde todo estaba regulado. Jesús salta la norma pero también las barreras sociales. Se hace esclavo de los suyos y se pone a servirles lavándoles los pies. El problema no es sólo que Él lo haga, sino que nos cuestiona a los demás y nos obliga también a lavar los pies a nuestros semejantes en un escenario social donde todos somos aptos para todo y donde ya no hay servidos y servidores, sino que todo estamos al servicio de todos: la igualdad fraterna. He ahí la herencia de Cristo y el sello de identidad de todo cristiano: el amor.



LITURGIA.

La liturgia de este día se hace con mucha solemnidad y sobriedad, como lo es la liturgia romana.

El color que preside es el blanco de la fiesta y la gloria de Dios. El sacerdote ha de vestir los ornamentos (estola, capa y casulla) con este color.

Con un Presbiterio bien adornado y vestido de fiesta, el centro hoy y más que nunca es la Mesa del Altar. En un lugar dentro del templo ha de estar preparado el Altar de la Reserva o Monumento.

Se inicia la entrada con una procesión en la que el Sacerdote accede desde la Sacristía al Presbiterio (Altar Mayor), en recuerdo de la peregrinación del pueblo de Dios al encuentro de su Padre.

Todo trascurre como una Eucaristía ordinaria y festiva. No es obligatorio de hacer pero sí puede realizarse el gesto del Lavatorio de los pies. Tras la Homilía (predicación), el Sacerdote se desviste la casulla, quedando sólo con el alba y la estola. El Sacerdote coge una jofaina y una toalla y lava los pies a doce miembros o a un grupo de personas que representan a toda la comunidad local. Les lava un pie a cada uno y, después de secarlo con la toalla, lo besa.

Terminada la Comunión y hecha la Oración final, el Sacerdote traslada en un copón el Pan Eucarístico sobrante para la celebración del Viernes Santo que será sin liturgia eucarística. El traslado se hace con solemnidad hasta que se reserva el copón en el Sagrario colocado en el Altar de la Reserva o Monumento. Allí permanecerá para ser acompañado con nuestra oración, lo mismo que Cristo lo fue por sus discípulos en Getsemaní en las últimas horas previas a su ejecución.


La colecta del día de hoy es toda para ser donada a Cáritas.




HORARIO DE LAS CELEBRACIONES.

Jueves Santo, 2 de abril.

  • 18:00 horas, Iglesia de San Juan Bautista: Misa de la Cena del Señor.
  • 18:00 a 01:00 horas, la Iglesia de San Juan Bautista permanecerá abierta para que el Monumento pueda ser visitado.
  • 19:00 horas, Casa de Hermandad del Nazareno, salida procesional de su titular.
  • 20:00 horas, Casa de Hermandad de la Cofradía de la Esperanza, salida procesional del Santísimo Cristo del Amor y de Nuestra Señora de la Esperanza.
Viernes Santo, 3 de abril.
  • 08:00 horas, apertura de la Iglesia de San Juan Bautista para que el Monumento pueda ser visitado.
  • 10:00 horas, Hora Santa ante el Monumento.
  • 11:00 horas, Vía crucis por el interior de la Iglesia de San Juan Bautista.