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Seguimos con las solemnidades de estos primeros domingos del Tiempo Ordinario y continuamos celebrando los Misterios más importantes de nuestra fe. Hoy celebramos la Eucaristía como el Sacramento y el Misterio que fundamenta la vida de la Iglesia.
La Eucaristía se convierte pronto en la celebración principal de la primitiva comunidad cristiana, se trata de algo original y que les identifica como cristianos al hacer aquello que el señor les pidió: la fracción del Pan.
Cristo presente en la Eucaristía como el Amigo que nos privilegia invitándonos a su Mesa donde todos somos acogidos por Él, alimentados por Él. En la Mesa se come y se comparte la vida. Por eso estar a la Mesa supone vivir en la caridad con los hermanos y ayudarnos mutuamente. La alegría de una fraternidad y del amor fraterno.
La entrega de quien lo da todo por amor se renueva y actualiza en cada Eucaristía, que me ha de transformar. Unidos a Cristo en la Eucaristía también nosotros tenemos que ser "otros Cristos" en el mundo.
¿Fundamenta la Eucaristía mi vida? ¿Acercarme a la Eucaristía me traslada luego a un compromiso de entrega con los demás? He ahí las preguntas que podemos hacernos en el día de hoy.