domingo, 28 de diciembre de 2014

MENSAJE DOMINICAL DE LA PALABRA DE DIOS.

DOMINGO I DE NAVIDAD

La Sagrada Familia

Domingo 28 de diciembre de 2014.


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En la Nochebuena comenzamos en la liturgia católica el Tiempo de Navidad, que durará varias semanas hasta finalizar en el Domingo de la Solemnidad del Bautismo del Señor. Pues bien, al siguiente domingo del día de Navidad, 25 de diciembre, tenemos el I Domingo de Navidad, en el que la Iglesia celebra la Fiesta de la Sagrada Familia: Jesús, José y María.

La celebración de esta Fiesta se vive en la Iglesia como un reclamo de la familia cristiana, y más en estos tiempos en los que la familia, en general, vive su crisis particular y se siente atacada por una ideología contemporánea que pretende un cambio en la sociedad, el cual conlleva también un cambio del sentido de la familia o de su desaparición. La familia es de gran importancia en el cristianismo de todos los tiempos, pues ha sido la misma familia un instrumento de evangelización en la Historia de la Iglesia.

En la Primera Lectura, del Libro del Eclesiástico, observamos una recomendación divina, a modo de ley, en la que Dios se dirige a los hijos para solicitarles que valoren y amen a sus padres. Como en todas las sociedades, los ancianos suelen ser un estamento a veces marginado y no tenido en cuenta, sin embargo la experiencia de los mayores es esencial para construir el futuro. Los hijos nos olvidamos con facilidad, especialmente cuando nos independizamos y nos valemos por nosotros mismo, de lo que nuestros padres nos han dado y de lo que han luchado por nosotros. Los padres aman a los hijos con todo su corazón, pero ese amor no siempre es correspondido por los hijos. Hay casos en los que los padres, cuando son ancianos, se consideran un estorbo. El amor y respeto a los padres por parte de los hijos, Dios lo convierte en un precepto.

En la Segunda Lectura, el Apóstol Pablo se dirige a los matrimonios para recordar que el amor entre los esposos es fundamental para el crecimiento de los hijos, por lo que los padres han de ser ejemplares para sus hijos en cuanto a la caridad se refiere. La obediencia como el respeto no es un sometimiento sino una consecuencia del amor, porque el que ama confía, y el que confía obedece. La familia es una escuela de amor y de convivencia. 

En el Evangelio, Lucas nos narra los primeros tiempos de la vida de Jesús siendo niño. Subraya cómo Cristo vivió en una familia formada por José y María, sus padres, y de cómo éstos le transmiten las costumbres de la religión judía, lo constituyen como hombre y como judío. Cristo tiene una familia que lo acoge y que lo cuida, que lo protege y de la que Él forma parte. Unos padres en la tierra que Dios se los ha elegido. Por lo que la paternidad es también una vocación que responde a la llamada de Dios.

Es precioso ver cómo para Dios la familia es una realidad muy importante, más allá de una estructura social es una estructura para vivir la religión. Es la primera Iglesia y el primer lugar donde tenemos conocimiento de la existencia de Dios. En la familia aprendemos a descubrir a Dios y a amarlo. Si no hay buenas familias cristianas no puede haber buenos cristianos. Dios se vale de la familia para que se propague la fe en la Humanidad.

Descubramos hoy el don de la familia, que no la elegimos nosotros sino que nos la regala el Señor. la familia existe porque Dios así lo ha querido. Todos nacemos en una familia que hemos de construir entre todos, colaborar para que no sea destruida. Demos gracias a Dios por la familia y hagamos que Dios forme parte de ella. Oremos por las familias que lo están pasando mal por las razones que sea y fomentemos la unidad en las familias. Hay muchas familias rotas y heridas. Necesitamos de la familia. La Iglesia es la gran familia de los hijos de Dios. La Iglesia nos propone hoy a la Familia de Nazaret como modelo de familia cristiana. Aprendemos de ellos.