viernes, 9 de diciembre de 2016

REFLEXIÓN DE LA PALABRA DE DIOS. Domingo III de Adviento.




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INTRODUCCIÓN

En esta sección del blog parroquial SANJUANYPIEDAD.COM queremos meditar cada semana la Palabra de Dios que se lee y que se proclama en la celebración de la Eucaristía del Domingo, en cada ocasión diferente y con mucho que enseñarnos.

DOMINGO III DE ADVIENTO

  • PRIMERA LECTURA: del libro de Isaías 35, 1-6a. 10.
  • SALMO RESPONSORIAL: 145, 7. 8-9a. 9bc-10.
  • SEGUNDA LECTURA:  de la carta del apóstol Santiago 5,7-10.
  • EVANGELIO:  según san Mateo 11, 2-11.

Seguimos en este Domingo con las profecías de Isaías que nunca hablan de él mismo, sino que anuncian un mensaje que ha recibido de Dios y con el que anuncia un tiempo nuevo y mejor. En esta ocasión el profeta da suficientes motivos para que quienes le escuchen estén alegres y gozosos por todo lo que anuncia.

Comienza nombrando lugares muy conocidos e importantes para sus contemporáneos. Tenermo lugares contrapuestos, porque nos menciona el desierto, el  yermo y la pradera como terrenos incultibables, poco o nada fértiles y donde la vida humana se hace dificultosa. Sin embrago en ellos nacerá la flor del narciso, símbolo de la fertilidad y de la belleza. Y nos menciona el Carmelo y el Sarón, lugares espléndidos y hermosos, al igual que lo es el Líbano, famoso por sus cedros.

Con este mismo esquema sigue invitando el profeta a las personas que se sienten desgraciadas y desfavorecidas de la vida,  sin un presente del que alegrarse ni un futuro al que esperar, representados en varios tipos de enfermos  que serán sanados. Enfermedades que también son espirituales, pues el ciego en la Biblia también es el que no puede creer por falta de fe y el sordo es el que no escucha la palabra de Dios porque tiene un corazón centrado en las cosas terrenas.

Pues bien, el Mesías viene, Dios en persona trae la Salvación, ya no serán los reyes, los guerreros ni otros personajes de la sociedad los que traerán la solución a tanto desorden y sufrimiento. Dios está tan interesado en su pueblo que está dispuesto a venir Él personalmente con el remedio a tan graves males. Dios se compromete con sus pueblo, no es indiferente cuando su pueblo lo pasa mal y le pide ayuda o intervención. Dios es el único que puede arreglar lo que los hombres destrozan, o no quieren solucionar o no pueden hacerlo.

La llegada de Dios siempre es motivo de alegría y de gozo, más cuando se ha hecho esperar. Él va a venir para traer el bien que nos falta y para que demos los frutos que no damos. Él viene para que volvamos su rostro a Él y sean felices los que no lo son. Lo que parece imposible Dios lo hará posible.

El Apóstol Santiago nos pide que no nos impacientemos ni nos cansemos de esperar al Señor. Aunque la espera se haga larga hemos de confiar en lo que el Señor nos ha dicho, fortaleciendo el corazón, es decir, sin dejar de amar mientras, por lo que el Apóstol conoce bien lo complicada que a veces es la convivencia.

Jesús es un Mesías oculto, porque no todos los que lo conocen están convencidos de que Él lo sea. Unos lo aceptarán y otros lo rechazarán. Hay dudas cuando Dios no responde a nuestras expectativas. Pero con Él viene el Reino de Dios, y ya hay síntomas de que eso está sucediendo porque están ocurriendo cosas que hablan de un gran cambio, pues donde había mal ahora hay bien, donde no había vida ahora la hay, donde no había esperanza ni futuro ahora los hay. El Reino de Dios sana, cura, resucita, alegra, es Buena Noticia... y ya hasta los enfermos, los últimos, lo están experimentado porque el Mesías ha venido a favorecer a todos, y a recuperar lo que nos parecía inservible. Dios nos quiere a todos, pero tiene especial ternura por los que se han llamado "el deshecho" de la sociedad, tal vez porque estos son los que más necesitan de Él y de su salvación.

La grandeza de una persona no está en sus apariencias ni en sus grandezas humanas por ser rico, inteligente, poderoso... Y Así Jesús ensalza y piropea a uno de los más grandes profetas, Juan el Bautista, porque encarna la humildad, la pobreza, la libertad para hablar..., es un hombre de Dios.

Tú que te sientes cansado de la vida, que a veces experimentas la soledad, que estás pasando por malos momentos o las circunstancias presentes te tienen triste y a veces con poca fe... Mira al Señor y escucha sus palabras, que Él ya está viniendo pero lo mismo el pesimismo te tiene ciego y sordo para verlo y escucharlo a Él. Porque Él puede hacer que tú vuelvas a tener luz y a sentirte con vida, con ganas de dar y de compartir, de luchar y de evangelizar. Alégrate, porque Él ya está viniendo, no le cierres las puertas ni le impidas que te encuentre.

Emilio José Fernández.