jueves, 23 de febrero de 2017

EL FUTURO BEATO GABRIEL OLIVARES, COMO BUEN BASTETANO, FERVOROSO DEVOTO DE LA VIRGEN DE LA PIEDAD.




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Una sección de Sebastián Manuel Gallego Morales

FRAY GABRIEL OLIVARES RODA

Artículo publicado originalmente en la revista "El Norte", de Baza, dentro de la serie "Semblanzas bastetanas", en la primera quincena de junio del 2009


En  la ciudad de Baza, en la calle Zapatería número cuatro, y en el día diez de marzo del año 1888, a las 8 y media de la noche, nacía un niño que fue inscrito con el nombre de Manuel Gabriel Olivares Roda. Son sus padres José Olivares Bernabéu, y  Manuela Roda Peña, ambos naturales de Baza; sus abuelos son, por línea paterna, Pedro y Rita, y por línea materna, Gabriel y Andrea. Días después era bautizado con los mismos nombres en la parroquia de la Iglesia de San Juan, cursando sus primeras letras en el colegio de los Padres Franciscanos de la Plaza de la Merced.

Si bien su infancia la vemos reducida a un pequeño círculo, dentro de esta población que le ve nacer, encontramos su nombre veinte años después en el Colegio Seráfico de Cehegín, en el que ya  como fraile franciscano es profesor de ética, griego y religión. Su nombre aparece como colaborador en diversas revistas de índole religiosa; así mismo escribe en varios periódicos  de Murcia y Cartagena, en los que se destaca su enorme conocimiento en materias de arte religioso, catalogación de imágenes y santos, antigüedad y autor.

Pasa a América, y en Guatemala coincide con otro fraile bastetano, Fray Lázaro Lamadrid, rivalizando ambos en imbuir y manifestar el amor a su madre bastetana “Nuestra Señora la Virgen de la Piedad”.de la que ambos son fidelísimos devotos.

Recorre varios países americanos y a su regreso a España, pasa los años 1924 a 1927 en el Convento de la Merced (frailes franciscanos) en los que promueve las asociaciones de sentimiento católico, como “Hora Santa”, “Venerable Orden Tercera”, “Los Domingos de San José” y los “Novenarios a la Virgen de la Piedad”, en vísperas de la Feria, si bien encontramos en un escrito fechado en el año 1927 que también era partidario de restablecer el octavario en estas mismas fechas de la feria.

De espíritu viajero, lo volvemos a encontrar en la ciudad de Almería, en el año 1932, ya como profesor en la Escuela del Convento de los padres Franciscanos. De su fructífera estancia en dicha ciudad, encontramos en la hemeroteca de dicha capital, numerosos artículos editados en el periódico “La Independencia” entre ellos: “De arte: Joyas artísticas de Almería”, que es el más completo catálogo de las joyas de la imaginería religiosa que  tenían los Conventos e iglesias de la ciudad (28 de agosto de 1928). También su artículo sobre Salcillo en Almería (11 agosto de 1928).

La profesora de Historia del Arte, María Isabel García Sánchez, tiene en su libro La destrucción artística de Almería durante la Guerra Civil,  numerosas citas a la gran obra realizada por el Padre Gabriel Olivares, en la descripción y catalogación que había realizado sobre la imaginería religiosa y altares existentes en Iglesias y Conventos de la Ciudad, e incluso se hace eco de la controversia sobre el autor de la Virgen  Dolorosa, existente en la Iglesia de San Pedro, en la que el padre Olivares, deja aclarado como no era de Salcillo, sino que lo era del bastetano José de Mora, ya que sus vírgenes eran “vírgenes que callan su dolor con lágrimas trasparentes, que casi ocultan su dolorosa y triste mirada en sombras de pestañas de cabello natural “.

Los viajes le habían dado a conocer como podía Almería, disponer de un gran atractivo turístico, haciendo rutas y visitas a las Iglesias y Conventos de la ciudad, para dar a conocer los tesoros en  existentes en las mismas y de ello hizo  un gran artículo, De re turística, publicado en el periódico “La Independencia” en el día  2 de abril de 1931,

Hombre culto, viajero innovador y creador, no deja en ningún momento de sentirse bajo el manto de su venerada Virgen de la Piedad, de la que en uno de sus artículos dice:

“Dueña de mi vida, cuando niño aprendí de labios de la mía, a llamarte Madre, y recordarás que tu vista en tu templo era mi encanto. Desde entonces lo fuisteis de un modo especial para mí. Me acompañasteis, cuando pequeño aún traspuse estas sierras que luego se visten de nieve purísima y son tu precioso manto, cuando perdí de vista este cielo azulado, y las vegas risueñas que son del color de tu vestido de oro.

Por Vos Señora, llegan aquí todos los bienes y se ahuyentan todos los males... Bendita seas Madre del alma”.

Este bastetano, humilde como fraile franciscano, pero grande moral e intelectualmente, fue, sacado del convento de Almería, llevado en el 18 de diciembre junto a otros monjes y religiosos al campo de Viator, y en la “saca” que los milicianos hicieron en el día 20 de dicho mes del año 1936, fue fusilado. Su delito fue ser religioso y haber clamado contra la “total destrucción de las iglesias y obras de arte contenidas en las mismas en la ciudad de Almería”. (En esta ciudad, todas sus iglesias, altares e imágenes, fueron quemadas y destruidas). Fue mártir por su religión y por decir la verdad.

Ultimada la guerra civil, Almería le dedicó una calle, pero un acuerdo de hace pocos años le ha quitado su nombre a dicha calle, que ahora se llama Jesús Perceval, aún cuando los vecinos de la misma, le siguen llamando calle de Fray Gabriel Olivares.