sábado, 14 de diciembre de 2013

SEGUNDA CHARLA DE FORMACIÓN COFRADE DE LA PARROQUIA.


Al mes siguiente de la primera charla del Curso de formación cofrade de nuestra Parroquia, en el que participan las cuatros hermandades y las dos asociaciones parroquiales de nuestra Parroquia, el viernes 13 de diciembre, a las 20:30 horas, en la Sala Juan Pedernal del Convento de la Merced de Baza, se ha tenido la segunda charla que ha tratado sobre "La Iglesia, pueblo de Dios" y que ha sido expuesta por el Rector del Seminario diocesano de Guadix, Don José Francisco Serrano Granados.

Una vez que fuera presentado el tema e iniciado el acto por el Párroco de San Juan Bautista y Rector de la Iglesia de la Virgen de la Piedad, Don Emilio Fernández Valenzuela, fue Don Carlos Valle Plaza el encargado de presentar al ponente.

Serrano Granados desarrolló el tema de "La Iglesia, pueblo de Dios", centrándose en el Concilio ecuménico Vaticano II, destacando de este hecho histórico el significar la más importante renovación de la Iglesia hasta nuestros días. Desglosó el documento conciliar "Lumen gentium", La Luz de los pueblos,  que describió como la columna vertebral del Concilio. Cristo como la Luz del mundo y cabeza de la Iglesia, entendida como el nuevo pueblo de Dios. Destacó la gran importancia y aportación conciliar de devolver a la Palabra de Dios el sitio que le correspondía en la Liturgia y en la vida de la Iglesia.

El Concilio supuso un examen de la Iglesia, que se preguntaba por sí misma y por cómo había de presentarse a un mundo de continuas modificaciones. Y la Iglesia se presenta al mundo como el pueblo de Dios sin fronteras y como sacramento de salvación.

Subrayó la importancia de los laicos en la Iglesia y la llamada de todos a ser santos. Todos, por el bautismo, somos sacerdotes, profetas y reyes. El cristiano no puede vivir de manera aislada sino que ha de hacerlo en familia, donde lo más importante no es sentirnos cristianos.

Esta segunda charla ha sido también una invitación a las hermandades y cofradías para que se sientan Iglesia, la amen y colaboren dentro de ella, no como realidades ajenas o apartadas dentro de la misma Iglesia sino como parte del pueblo de Dios.