viernes, 25 de noviembre de 2016

REFLEXIÓN DE LA PALABRA DE DIOS: Domingo I de Adviento.




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INTRODUCCIÓN

Iniciamos este domingo un nuevo Año Litúrgico, correspondiente al Año I ó también llamado Ciclo "A". El primer tiempo litúrgico con el que iniciamos un nuevo Año es el tiempo de Adviento, formado por cuatro semanas que nos preparan para celebrar la Fiesta de la Navidad, con la que conmemoramos el Nacimiento de Jesucristo, el Señor.

En esta sección del blog parroquial SANJUANYPIEDAD.COM queremos meditar cada semana la Palabra de Dios que se lee y que se proclama en la celebración de la Eucaristía del Domingo, en cada ocasión diferente y con mucho que enseñarnos.

DOMINGO I DE ADVIENTO

  • PRIMERA LECTURA:  del libro de Isaías 2, 1-5
  • SALMO RESPONSORIAL: 121, 1-2. 4-5. 6-7. 8-9
  • SEGUNDA LECTURA: de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 13, 11-14a
  • EVANGELIO: según san Mateo 24, 37-44


El profeta Isaías es un hombre de Dios, al que busca ante las situaciones de dolor y desesperación del pueblo de Israel. Hay circunstancias en la vida que se hacen insoportables y en las que llegamos al límite de nuestra fortaleza. Isaías en su visión hace una invitación a los creyentes para que juntos busquen a Dios subiendo a la montaña, el lugar de la tierra más cercano del cielo con el que se expresa la cercanía de un Dios que baja al encuentro del hombre, porque Dios nunca desoye nuestras oraciones y quejas. El Reino de Dios cada vez está más cerca.

Isaías envía a la humanidad todo un mensaje de esperanza con el que consolar tanto sufrimiento, pues Dios promete un cambio de alegría para este mundo: esto ocurrirá cuando el amor venza al odio y se recupere la paz perdida. 

San Pablo se ayuda del símbolo de la luz y de la oscuridad para expresar que pronto el bien, representado como la luz, ganará el espacio que ocupa en este mundo el mal, representado como la oscuridad. Esa transformación también hemos de hacerla cada uno de nosotros, pasando del mal al bien. Cristo, el Hijo de Dios, la Luz verdadera, es el que nos puede liberar y ayudar en esa conversión que hemos de hacer en el Adviento de nuestras vidas. Pero todo depende de nuestra libre decisión, porque podemos seguir acomodados en nuestras costumbres viciosas y placenteras.

San Mateo nos advierte de que los humanos vivimos muy ocupados en nuestras necesidades y empresas de cada día, sin tener en cuenta la existencia de Dios y la venida de su Reino; sin tener en cuenta que habrá un final que cada vez está más cerca de cada uno de nosotros, pues la muerte nos acecha constantemente. Por eso Jesús nos pide que no nos distraigamos y que estemos en guardia y preparados, pues desconocemos cuándo sucederá. A los hombres y mujeres nos gusta tenerlo todo controlado y cada vez dejamos menos espacio para las sorpresas y para dejarnos sorprender. Y cuántas veces nos decepcionamos cuando suceden imprevistos con los que no contábamos. O mejor dicho, cuando no contamos con un Dios que también decide. 

Como ENSEÑANZA DE HOY, tenemos que el Adviento es tiempo de búsqueda, de oración y de conversión, de tener un alma que no descansa sino que está en vigilante espera. Tenemos que vivir este tiempo de Adviento en la mayor intensidad y no desaprovecharlo. El Señor va a pasar y sólo los que lo esperan lo encontrarán. Toda nuestra vida terrena es un largo Adviento del Reino de Dios y del encuentro definitivo con Cristo cuando seamos resucitados tras la muerte.

Emilio José Fernández.